Prometo no hablar de ello

12 enero 2007

Los signos del Zodíaco

Antes de nada, que nadie me malinterprete: Yo no creo en la magia, ni en los fenómenos paranormales, ni en el destino, ni en la religión, ni en el amor, ni en la reencarnación ni en ningún dios. En este sentido, soy un ateo y escéptico convencido. Sin embargo, me repugna la confianza ciega que la gente tiene en la ciencia y las tecnologías, como si de verdad creyeran que todo está previsto, inventado y verificado. Nada más lejos de la realidad. Los científicos y los ingenieros, como todos los seres humanos, somos imperfectos, partidistas, temerosos, egocéntricos y presumidos, por enumerar algunas de las "cualidades". Negar la existencia de errores, omisiones y manipulaciones en el análisis científico o en el diseño técnico es dejar nuestro futuro en manos de personas que sólo se preocupan por ellas mismas.

Recientemente leí las Preguntas Frecuentes de SinDioses.org, texto cuya lectura recomiendo por ser una completa recopilación de argumentos contra de las creencias religiosas. Uno de los puntos, pregunta: ¿Creen los ateos en los horóscopos? Y en él se responde, como es lógico, que la astrología es un fraude porque ningún estudio científico ha podido demostrar que la acción de los planetas tenga alguna repercusión real en nuestro organismo. Estoy de acuerdo con la afirmación, pero en ella se deja de lado, en mi opinión, la cuestión de por qué los Signos del Zodíaco describen características comunes en el carácter y la psicología de personas nacidas en fechas cercanas. No me detendré en ejemplos, pero recomiendo la lectura crítica y comparada del clásico "Los signos del zodíaco y su carácter" de Linda Goodman, publicado por Ediciones Urano, aunque parece que no se ha vuelto a editar. Recuerdo que un profesor mío, al exponerle mis dudas, me lo dijo así: Son los ciclos de la naturaleza. Y esa explicación me satisfizo plenamente. Para mí, las "coincidencias" en la personalidad de individuos del mismo signo zodiacal es un claro indicio, no de los efectos del influjo de los planetas sobre nosotros, sino de la repercusión de los ciclos naturales del medio ambiente en el que nuestros antepasados han vivido tantos millones de años, y también un apunte que sugiere que existen ciertas cualidades de nuestro carácter que están afectadas o determinadas desde el nacimiento por nuestro código genético.

Repito: Yo no considero creíbles las afirmaciones del horóscopo y la astrología, pero sí considero factible que puedan aparecer ciertas similitudes entre distintas personas que hayan nacido en una fecha del año cercana, o que nazcan en el mismo período de años. Por supuesto, no pienso que las características de nuestro carácter sean determinadas por la posición de los planetas (porque objetos tan lejanos no pueden afectarnos mucho), y además estoy en completo desacuerdo con la afirmación de que mirando las estrellas se puede predecir el futuro, porque no considero que el destino esté escrito en ningún sitio.

Según mi teoría, los parecidos entre las personas según sus condiciones de nacimiento están causados por una serie de procesos genéticos que afectan a la formación del cerebro y que se activan en función de la época del año u otros factores ambientales que el organismo es capaz de registrar de forma natural y que hemos heredado de su repetición continuada durante muchos millones de años en las especies animales de las que descendemos.

Así, sería posible que el código genético reproductivo introdujera, por ejemplo, unas pequeñas diferencias en la génesis del cerebro humano, ya desde el feto, pongamos cada cuatro años, y otras diferencias según la fecha del año en la que nacemos, las cuales hemos heredado del código genético de especies animales ancestrales adaptadas por ejemplo a crecidas anuales de los ríos, descenso de temperaturas en ciertas fechas del año, lluvias torrenciales o aumentos cíclicos de la población de ciertas especies del entorno.

Puesto que todos los individuos de la especie humana compartimos un código genético muy similar, aparecen así características comunes en individuos que, nacidos en fechas similares, han recibido los mismos procesos constructivos durante el desarrollo de su organismo.

El estudio de los cambios específicos diferenciales que se producen durante el desarrollo del cerebro y su relación con la personalidad futura de los individuos me parece uno de los retos más apasionantes al que la ciencia se ha enfrentado jamás, y al que quizá nunca se enfrente si desde los círculos científicos y técnicos se mantiene un exceso de confianza y autosuficiencia que impida mantener la mente inquieta y curiosa que se necesita para descubrir los maravillosos secretos que la naturaleza y la humanidad aún esconden.